2 de febrero de 2009

EL OSO del camino al mercado



Para llegar al mercado caminábamos muchísimo. Primero pasábamos a dejar a mi hermana a la primaria y después nos íbamos a visitar a mi abuela cruzado el parque, varias colonias, las vías del tren y la Ford. De su casa nos íbamos directo al mercado, que no quedaba cerca, pero no importaba porque el sol no mordía como ahora y con suerte podría saludar en el camino a un changuito que se asomaba por una puerta blanca para jugar con los que pasábamos por su calle.
O tal vez me encontraría una flor bonita para echarla a los perfumes que preparaba en mi casa en botellitas de vidrio que mi mamá tiraba y yo recogía.


-¿Por qué levantas basura?- preguntaba mi mamá.
- Es para un perfume...pensaba yo, con la secreta ilusión de encontrar la fórmula mágica de una fragancia maravillosa,
por eso yo no consideraba basura ni las botellas,
ni las flores que levantaba rumbo al mercado.

¡Un trayecto interesante!
Sobre todo cuando encontrábamos al oso, esa fiera enorme e inocente que se levantaba en dos patas para bailar despacito a ritmo del pandero.

¡Pobre oso, qué mal la habrás pasado... !

Si lo pienso bien, no te veías salvaje, pero tu cara y tu tamaño me causaban tremendo espanto.

¿De dónde habrás llegado?

Qué habrá sido de ti,
de tu dueño,
del vendedor de cajeta,
del poeta enamorado de mamá,
y de las tardes de lluvia que gozamos ella y yo de camino al mercado ...


2 comentarios:

Wyber dijo...

que bellos días aquellos de caminata a cien por hora para llegar siempre a tiempo a la escuela y oir al paso una poesía dirigida a tu madre, que muy garbosa y digna ignoraba al autor y su obra.Muy felices días aquellos en que las tres disfrutabamos de estar tan juntas y amarnos tanto

Rosy Campos dijo...

Recuerdas ?
Como que te quiero tanto...
ja ja ja
Oye poeta, no tenías oportunidad con mi mamá !!!

Marianito Duncan era el Rey.

Ja ja ja